El patio del colegio es un libro de historia,
donde juegan guerreros con azadas.
En las nubes de barro, bajo la suerte
se fragua el edificio de la respiración.
Todos estamos desnudos, cargamos las manos
con brochas que nos rescatan de la desidia.
El viaje esconde triángulos de colores saturados.
Un profesor se aleja de los placeres mundanos
pasa deprisa en un tren, sobre la punta de una torre.
Anuncia desde la ventana de la catedral
una extraña perspectiva de la belleza,
algo que se dice como una lección sobre un tolmo,
para tener controlados a los animales monstruosos
y a las líneas desgarbadas.
El ocre y el espejo pasean con cuidado
se encuentran de forma providencial,
en la biblioteca donde guillotinaron a los niños.
Aún las sirenas en Italia siguen prisioneras.
La vuelta deja azulada trayectoria,
son esbozo, enigma de lo que les espera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario