jueves, 26 de mayo de 2016

SINGAPUR

Toda la ciudad es perder el control.
El gobierno permite la esperanza,
utilizar luces en los edificios
sobre las lápidas y los leones.
En la cabeza de los súbditos.

Singapur es la gran enfermedad
si no se ataja pronto
Asia invade el organismo.
Un nudo compuesto de islas,
ahí permanezco, librándome del agua.

La mitad de la historia ha caducado,
en la travesía de puentes al continente.
Recuerdo la ceniza y la lluvia alta,
dejarme secar por la neblina
del incendio de los bosques en Indonesia,

El futuro ha sido ocupado otra vez
por puros japoneses viejos.
Soy el punto de paso de múltiples rutas
—un lugar o una energía—
un territorio que espera la muerte.

jueves, 19 de mayo de 2016

HA MUERTO MADRE

Ha muerto madre

por temor a equivocarse.

Ojos azules bajo tierra gris

y el hábito limpio para el viaje.

Se llevó la gracia de todo lo bueno

que se encierra en las cosas.

Una madre árbol, sin madre

en la posada yerma,

huérfana de pan en la mañana.

Hombres a la deriva,

el grito de las bestias,

dolor sin piedad, un cuerpo roto.

Mi madre es mármol y ave,

su foto negra habita los bolsillos

y el olor de su piel la memoria.

Todavía, cuando llueve por dentro,

todo el cielo es noche,

y la veo tender la ropa en el patio.


martes, 17 de mayo de 2016

UN GATO GRIS


La casa está blanca y silenciosa,
hay un gato gris en la puerta
y una guerra que se abre.
El paisaje es neutro,
sin un pájaro ni una flor.

El cazador es el instinto.
Ocurre que me muerde la nuca,
tensa las garras
y sisea en mi oreja
que la historia comienza otra vez.

En la locura de la noche
el pueblo de los hombres ausentes
y el pueblo de los gatos
descubren a la vez la entrada
a la cueva de la infelicidad.

Un beso felino y mudo,
gemidos con la única mujer.
Me desangro entre sus piernas
a impulsos rítmicos, hacia su laringe.
Somos tres en el sueño.

Dos tercios le quedan,
el castigo por domesticar a un hombre 
es la muerte.
Habrá que afeitarse las cejas, 
y detectar si la presa es el otro.